sábado, 9 de noviembre de 2019

ELECCIONES 11/2019. LA DEMOCRACIA DEPORTIVA.

Mañana hay elecciones. Otra vez. 

Esta vez no votaré. Y después criticaré los resultados y a sus responsables. Sin complejos. Rechazo de plano la teoría de que no votar te despoja de capacidad como ciudadano para opinar sobre la situación política. Lo que te despoja de ese derecho es el desinterés, o la pereza, o el descreimiento. 

Pero yo no votaré como forma de protesta por dos razones que nada tienen que ver con la desidia o la depresión política:

La primera, y tal vez la más importante, por hecho de que ésta es la cuarta vez que se nos convoca a las urnas en 4 años. Se han gastado más de 138 millones de euros en cada una de las dos últimas. Teniendo en cuenta que la segunda es el resultado, de nuevo, de la inepcia de nuestros representantes, me pregunto qué hubiera podido hacerse con esos 138 millones si se hubieran dedicado a combatir la pobreza de los madrileños sin hogar, por ejemplo. Las elecciones de mañana han derrochado, de nuevo, para enviar propaganda que nadie lee, y organizar mítines a los que solo van los convencidos. Esto es un insulto a la democracia real.

La segunda por la creciente transformación de la política en un evento deportivo. Uno es de un equipo y lo apoya contra viento y marea. Viva el Betis manque pierda. Los partidos actuales cuentan todos con una base fiel que les vota a pesar de los Gurtel, los ERE, la indiferencia ideológica, o el populismo rampante. Se vota igual que se apoya al equipo de toda la vida. Aunque sea una mierda, sus dirigentes sean unos chorizos, o sus jugadores unos cretinos. El equipo es el equipo. 

Soy uno de esos supuestos 35% de votantes que puede cambiar de opinión. A todos mis correligionarios en este ateísmo político, a todos los que creen que hay que pensar antes de emitir un voto, les invito a considerar la posibilidad de no votar. Una no-participación alta enviará un mensaje claro: esto no es un partido de fútbol (o de rugby, o de baloncesto, o del deporte que sea). Hagan su trabajo y dejen de derrochar nuestro dinero. Y si no son capaces, lárguense y dejen pasar a otros con más capacidad y ganas.

Mañana no voto porque no quiero ayudar a sostener la idea de que somos hinchas.

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