miércoles, 4 de junio de 2014

ELECCIONES EUROPEAS: CONCLUSIONES. 1. Mundos para lelos.

Todos, desde que nacemos, dedicamos nuestra vida a construirnos un mundo que poder habitar. Lo hacemos a partir de lo que heredamos (deseos, tendencias, impulsos) y en negociación permanente con lo que nos vamos encontrando. Cada persona es un mundo y cada mundo refleja a la persona o personas que lo han creado.

A partir de las elecciones europeas de la semana pasada han comenzado a surgir mundos paralelos basados en lo que cada uno se ha encontrado en estas elecciones.

Por ejemplo, hay un mundo en el cual la crisis y una buena gestión pero inevitablemente impopular, han hecho perder votos al PP, partido liberal y serio muy diferente al PSOE. Es un mundo muy parecido a aquel en el cual el PSOE, partido progresista y socialdemócrata muy diferente al PP,  ha perdido votos por ser serios y decir la verdad aunque sea incómoda. 

Hay otro mundo en el que el PP ha perdido votos porque sigue negando el estado de corrupción evidente en el que él y el resto de partidos mayoritarios se ve enmarañado de forma inevitable porque la corrupción ya forma parte de su cultura política. Es el mismo mundo en el que el PSOE ha presentado a las elecciones europeas a personas como José Blanco o Elena Valenciano. Ninguno de los dos habla inglés ni nada que se le parezca. Ninguno de los dos tiene formación académica o experiencia laboral fuera de las poltronas de retreparse del sistema político español. Y ellos van al parlamento europeo a decir: yo represento a los ciudadanos españoles. Es un mundo en el cual no hay diferencia entre PP y PSOE, porque ambos tienen como prioridad su propia subsistencia cómoda y abundante. Y la gestión pública, en este caso una imagen seria y fuerte de España, aparece muy abajo en ese orden de prioridades.

Todos elaboramos un discurso sobre nuestro mundo. Algunos, los del primer mundo, lo hacen para justificarlo y poder seguir manteniéndolo. Por eso en el discurso político post-electoral solo hay frases formularias, lugares comunes y clichés sobre lo claro que les ha quedado el mensaje de la ciudadanía y sobre lo claro que tienen lo que hay que hacer. 

El primero no coincide con mi mundo, y por lo que reflejan las urnas, tampoco coincide con el de los ciudadanos españoles. Ese mundo del PPSOE es para personas fatuas, simples y como pasmadas ante su propio brillo de bisutería. Es un mundo paralelo. O por un desplazamiento inevitable del sentido, es un mundo para lelos.

miércoles, 19 de febrero de 2014

LA GRAN GALA DEL CINE ESPAÑOL: LOS PREMIOS WERT

El domingo fue la Gala de los Premios Wert, que iba a ser gala de los Goya y acabó en güija para convocar el espíritu del ministro ausente.

Total, que lo que debiera haber sido una ocasión para comprobar el estado del cine español, acabó siendo un acto de recuerdo del ausente más presente de todos: Wert. No exagero si les digo que fue el hombre más recordado, más mencionado y por lo tanto - a pesar de su ausencia - más presente. Para desgracia de todos los premiados, que fueron allí a ver cómo - en vez de ver recompensado su trabajo - les ensombrecía un tipo que no estaba. Vaya mierda.

Entiéndanmé, yo no voto al PPSOE, y seguramente no lo haré nunca. Pero Wert es el ministro de cultura, así con minúsculas, en un país en el que en política mandan los tipos que ven la cultura como una cosa mona que sirve como mucho para dar pan y circo al ciudadano. Ultimamente más circo que pan. Wert es ministro de cultura, así con minúsculas, es decir: en la escala trófica del político español es el primero que se comen: el tipo que lleva el café a los demás, el tonto útil al que le birlan el presupuesto los demás ministros cuando ya se han mamado el suyo viajando en primera y comprando el ipad. Es el tipo al que el entramado empresarial-político-financiero que gobierna, el PPSOE, le coloca siempre alguien por encima. Si le toca gobernar al sector empresarial PP, le colocan un obispo dándole collejas, y si le toca al sector empresarial PSOE, le colocan un comisario político dándole capones. Manda menos que el conserje del edifico. Total, el ministro de cultura es un pringao. Y entonces, ¿a qué viene tanto Wert? Y sobre todo ¿es de eso de lo único que tiene que hablar el cine español?

No se si soy el único que lo piensa, pero lo digo alto y claro porque el cine español me importa: la gala fue una mierda pinchada en un palo. El guión del presentador era más aburrido y previsible que un sermón de Rouco. Los escasísimos números eran de vergüenza ajena. Mención especial para el número de variedades, cantado y bailado en directo. Qué basura. ¿No comprenden que los representantes del espectáculo en España tienen que ofrecer una calidad mínima en lo que presentan ante el resto de españoles? Queremos sentirnos orgullosos, asombrados, apasionados ... no con ganas de cambiar de canal. El espectáculo de ver que la película más premiada no aparece en las categorías principales, fue de chiste. Eso sí que asombró. No ver a algunos de los principales representantes del cine en España, fue de llorar. Qué tristeza.

Al final, parece que Wert, más que otra cosa, fue el que consiguió que las miserias de nuestro cine no asomaran, a base de desviar nuestra atencion hacia él.

Como no quiero que parezca que critico, pero no doy alternativas, aquí va:

- Escuchen a los dos únicos premiados que tuvieron algo de coraje para decir la verdad: el productor español de la película venezolana premiada nos explicó que el cine venezolano en Venezuela, una dictadura militar, tiene más cuota de pantalla que el cine español en España. El premiado al mejor montaje lo dijo claro: repartan el trabajo. A ver si va a ser que, tras mucho quejarse de que no hay trabajo, lo que resulta es que el poco que hay se lo siguen repartiendo tres famillias acomodadas que luego resulta que son los que más se quejan.

- Señor presidente de la Academia: la solución a la piratería no es la represión pura y dura, única que propuso usted. Echenlé imaginación, que ya va siendo hora. Plataformas en la web para todo tipo de dispositivos, en la cual se pueda ver el cine español, gratis a cambio de publicidad en una versión básica, de pago en una versión media, y sin publicidad en una versión premium. Eso ya existe, y funciona. Recuerde que, aunque a las familias acomodadas que gobiernan nuestro cine les resulte extraño, hay muchos españoles que no tienen diez euros o más para ir al cine.

- Dejen de mirarse el ombligo. ¡¡Viva el cine español!! ... sí, desde luego, pero empiecen a crear un sistema más flexible en el que el talento no tenga que pasar por cuatro familias seudomafiosas para prosperar. Busquen una forma de que el verdadero talento prospere. ¿Son conscientes de la falta de presencia de nuestro cine en los foros internacionales, en comparación con otros países de nuestro ámbito?

- Por último: sean más exigentes con la gala de los Premios Goya. Si van a imitar a la gala típica estilo Oscar, tienen que hacer que sea al menos igual de buena. Si no, queda como una imitación tercermundista. ¿No hay presupuesto? Entonces hagan una gala con un formato distinto, completamente disitnto, y recuerden que cuando no hay dinero es mejor echarle imaginación y buscar algo original. Y por favor, sean exigentes con el guión y con la puesta en escena. Y no autocomplacientes, que es lo que fueron.

De verdad, ¿la culpa de todo esto la tiene un ministrillo oscuro y más que efímero? A ver si hay suerte y el año que viene hay más cine, más espectáculo y más imaginación. Y sobre todo, por favor, menos Wert, que es un tipo muy aburrido. Y acaba pareciendo que nuestras estrellonas no saben qué decir y un pringaete les salva la papeleta.