jueves, 31 de diciembre de 2015

EL HERMOSO TERRITORIO Y LA POLÍTICA BASURA

En nombre del Karma, de la Piedad, de la Teoría de la Compensación, y de mi propio Crecimiento Personal, tengo que matizar mi último post.

"Gilipollas" es una descalificación algo vulgar. Es contundente, desde luego. Pero precisamente por eso, sin matices. La contundencia siempre ha sido inversamente proporcional a la matización. Por eso gusta tanto. Es, por decirlo así, argumentación-basura: fácil de consumir, fácil de entender, pero falsa. Porque donde uno creía que había carne argumental, lo que hay son cosas asquerosillas trituradas. La matización es más amiga de la verdad, pero también es menos atractiva.

No es que no seamos gilipollas. Pero decir eso sin matizarlo es como llamar a alguien "hijo de puta" para herirlo. Dice una verdad distinta a la que parece que está diciendo. No es que su madre sea una prostituta. Es que si puedo, lo reviento. Y como no es mi caso, ni para el ídem mi intención, como diría Machín, aquí va una explicación (disculpen la rima, pero es que la cabra...):

La democracia se juega en un territorio hermosamente frágil, liberadoramente inseguro y dudoso:  es un campo de juego que depende de nosotros, y esa es una de las grandezas de la democracia: existe por un gesto voluntario. Es, porque queremos que sea. Lo definimos nosotros. Existe si queremos que exista. Es el campo que queramos crear entre la seguridad que tenemos de que la mejor solución a los problemas de nuestro país es la nuestra, y el respeto que seamos capaces de tener hacia las soluciones de los demás aunque no coincidan con las nuestras.

Los totalitarismos (de izquierdas, de derechas, financieros, religiosos, etc.) eliminan ese hermoso territorio. No dejan espacio para la duda, para el encuentro y el desencuentro, para la defensa de lo propio sin destruir lo ajeno. Finalmente, cuanto más crece ese campo que tan poco gusta a los totalitarismos, más crece una sociedad civil fuerte y segura. Capaz de discutir los matices, sin dejar de estar juntos frente a los retos importantes.

Pero, y voy acabando, cuanto más crece ese hermoso territorio, menos falta nos hacen el estilo de gestión y los gestores que nos proponen el PP y el PSOE. Ellos son amigos de la contundencia. Del consumo a granel de política-basura. De hecho, cuanto más crece el campo de encuentro y matización entre los ciudadanos, menos falta hacen los gestores en general.

Ellos venden política-basura, fácil de digerir pero llena de sales y grasas que finalmente colapsan todo el sistema de libre circulación de ideas. Y cuando colapsa, aparecen disfrazados de sanadores políticos; de salvadores. Salvadores de un lío que ellos mismos han generado. Y, en salvándonos, se forran.

Su mayor enemigo, el coco al que más miedo tienen, es que los ciudadanos descubran que no nos hacen falta. Que solos, a través de fórmulas asociativas, participativas, democráticas en la base (y no en los carteles electorales, tan caros) ellos sobran. Al menos con la fórmula que nos ofrecen.

"Gilipollas" viene de "Jilí", término caló que describe a alguien cándido. Lo que solemos decir "de puro bueno, es tonto".

Tengo conocidos, amigos y familia que han votado a los partidos tradicionales. Son, en general, gente mayor. Temerosa. Con pocas ganas de todo lo que no sea coger un producto ya elaborado y consumirlo. Y lo entiendo. No toda la gente mayor que conozco es así, pero entiendo que algunos lo sean, porque la lucha diaria durante 90 años cansa, y tienen derecho a escoger algo fácil.

Por eso hubiera entendido que el PPSOE hubiera obtenido 100.000 ó 200.000 votos. Ese voto también debe tener sitio en el Hermoso Territorio. Lo que no entiendo es que haya más de 12 millones de votos con ese sentido. Porque no entiendo que los hechos demostrados y fehacientes que adornan el currículum de los dos partidos tradicionales del mostrenco bipartidismo español, no hayan hecho dudar a mis conciudadanos con fuerza y energía. Y no les hayan hecho arriesgar hacia territorios más inciertos, pero posiblemente más hermosos. Quiero pensar que ha sido pura candidez. O simplemente vaguería, inocencia o tontuna.

"Cándido/inocente/lelo", de los cuales "Jilí", del cual "Gilipollas"Hasta más de 12 millones.


martes, 22 de diciembre de 2015

ELECCIONES 2015. 20-D: RESACA ELECTORAL.

La resaca de las elecciones ha traído lo que todas las resacas traen: abatimiento y malestar.

Yo me di una fiesta de esperanza y me la tragué como si fuera mi última noche en la tierra. Me bebí hasta las macetas de la ilusión y la confianza. Canté los cantos regionales del futuro mejor. Exalté la amistad horizontal, asamblearia y asociativa, democrática y participativa en la cual pensé que creíamos todos. Tanto como en un porvenir más justo. Pero sobre todo, en un futuro nuevo y esperanzador.

Una mierda pa mí. Una boñiga grande y maloliente, con tufo a conservadurismo ramplón e inmovilista. Con un pestazo repugnante a miedo y a cobardía. Con ese hedor a casa cerrada y húmeda que tiene, además, todos las tuberías atascadas de heces. Caca.

Entre el PP y el PSOE tienen 213 escaños. Es la mayoría absoluta de la corrupción, la incompetencia y el inmovilismo. Son los conservadores más conservadores. No por no-se-qué tontería de las derechas y las izquierdas en las que ellos no creen. Sí porque son conservadores en el sentido más claro de la palabra: están ahí para conservar todo como está. Son los perros guardianes del chiringuito que se han montado. Y lo van a cuidar con dientes de demagogia ponzoñosa. Y nosotros los hemos  votado.

El 50,73% de los españoles con derecho a voto, que son  12,746,223, han decidido que Aznalcóllar, Bárcenas, Rato, Chaves o Griñán, Pepiño o Esperanciña, todos ellos molan. Que no existe la corrupción. Y que si existe, pues tampoco está tan mal. Que la gentuza que negocia y subvenciona a los sindicatos UGT y CCOO que firman convenios en los que un trabajador, para poder irse de su empresa voluntariamente tiene que abonar a esa empresa 7 meses de sueldo en concepto de indemnización, son buena gente. Que hay que darles aún otra oportunidad.

Parafraseando malamente a Voltaire, defenderé con uñas y dientes - e incluso con mi seguridad personal - el derecho de mis conciudadanos españoles a ser gilipollas y votar esa basura. No tengo ninguna duda sobre eso. Lo haré. Pero somos gilipollas. Porque una cosa es ser demócrata, y otra muy distinta es reprimir lo que opinas de este resultado. Y digo con claridad y contundencia, para poder dormir tranquilo, que hay – como poco - 12,746,223 de gilipollas en España.

Son gente que ve bien todo lo que ha ocurrido, o que cree que la “subvención” a los chorizos de las Black está bien. O que está bien que el Senado sea la cueva de incompetentes sin oficio que es. O que está bien que Izquierda Unida con 923,105 votos tenga 2 escaños, mientras que el conglomerado mafioso en torno al empresario Mas, con 565,501 votos y la voluntad clara de reventar el sistema solidario de reparto en España, tenga 8 diputados. Vaya hez fecal.

Y no es que yo fuera a votar a C´s o a Pablemos. Pero al menos me concedo el gusto de dejar de votar a los que ya han traicionado suficientemente la confianza del pueblo. Estos primeros, al menos, son nuevos. Está en cuestión seria y grave el sistema de castigo a los chorizos por la vía del voto. Está gravemente en peligro el concepto de democracia como vía para explicar a los corruptos y a los sinvergüenzas que si la hacen, luego la pagan. Aquí parece que no sólo no la pagan. Además se les vuelve a votar.


La imagen de esta entrada es la portada de El Jueves. Una vez más resume en una imagen contundente y certera lo que pienso. Somos gilipollas.